sábado, noviembre 19, 2005


Silencio



Gran parte de nosotros somos muy buenos para hablar y para contar chistes en las reuniones sociales. El típico asado o la fiesta familiar. Siempre el que pone el humor es el hombre. O por lo menos uno. Es de mencionar que la excepción confirma la regla.
Aun así, es de esperar que sea a uno de mis congéneres al que se le pase la mano con el trago o quede muerto después de comer a destajo sólo porque era gratis. También es de esperar que sea uno de los míos el que da el brindis, el que da el motivo de las celebraciones, el que reparte puros cuando “tiene” un hijo y el que siempre habla, habla y habla y hace que las mujeres los odien porque no las escuchan y solamente nosotros no dediquemos a batir la lengua cual viejitas con su tejido.
Pero hay algo que pocas saben. Que en el fondo, somos capaces de guardar un secreto. En especial cuando son problemas y cuando son propios.
Lo peor es que cuando estamos llenos de rabia, explotamos siempre con la persona que mas nos pudo haber ayudado si le hubiésemos contado todo. Es horrible, pero es un hecho.
Cuando las encuestas hablan de falta de comunicación en la pareja, te apuesto todo mi sueldo a que por lo menos el 70% de los casos son provocados por los hombres que nunca hablan de nada. Esos que cuando tienen un problema, y su mujer les pregunta algo, no contestan; gruñen.
Y se eso porque yo lo hago. Trato de mejorarlo, pero lo hago.
De todas formas, esto tiene un motivo. Por lo menos para mí. Tengo la maldita costumbre de ser demasiado, no se si compasivo, y de hecho, no se como llamarlo. La cosa es que para mi seria una idiotez del porte de un trasbordador espacial el traspasarle mis problemas a alguien que ya tiene. Y por lo general siempre me he involucrado con mujeres que tienen bastantes. Entonces, siento que seria una cruz demasiado pesada para suportar por ella. Mira que sufrir por ella y por un pelafustán que, según sus padres, sólo la hace rabiar. No seria justo.
Una vez mi papá me dijo que no mezclara los problemas del trabajo con los de la casa. Pero no me dijo que tampoco los mezclara con los de la universidad. Pero siendo sincero y aceptando que todo el mundo puede tener mayores atados que yo, he optado por contar lo que me pasa. Obviamente omitiendo algunos detalles y tratando de alivianar la cosa un poquito. O tal vez bastante. Lo cual no nos hace mentirosos. Pero sabemos que si contamos todo, nuestra media naranja va a terminar enojándose.

Para terminar, les diré que lo hombres somos capaces de guardar silencio. Y no es por no querer hablar, sino por no querer herir a la otra persona. E incluso por no tener la suficiente confianza de decir lo que uno siente. Porque, créanme, nosotros también sentimos. Además de que somos campeones suponiendo, teniendo claro que a las mujeres no les gusta suponer, y cuando lo hacen, terminan fastidiándonos. Y es por esto último que creemos que por las muecas de nuestro rostro se puede deducir que estamos con algo apretándonos la garganta. Aunque a algunos les aprieta otra cosa. Por obra y gracia de estos “defectos” (debiera llamarlas cualidades…) nuestras amadas féminas y en algunos casos parejas para nada femeninas terminan sintiéndose culpables e inseguras del profesado amor de su contraparte.
Cuando esto pase, miren en lo profundo de sus ojos, no los de ustedes mismos, los de su pareja, y busquen en lo mas profundo de su alma y entonces verán que guardamos silencio no por culpa de ustedes, sino por protegerlas. Porque en realidad nadie es tan machito como para poder con todo el mundo en contra y nadar río arriba. Si ven dentro de la persona acongojada por lo menos una pequeña parte de consideración por ustedes, es porque de verdad le preocupa el estado emocional propio como el de los demás. Y si dentro de esos demás esta su pareja, es porque de verdad la quiere y no desea ni por nada hacerle el más mínimo daño. Al menos en forma conciente. No son ustedes las que no nos entienden y no, no las hemos dejado de querer. Es un problema que viene definido en el código genético, pero al ser innato es controlable. Eso si, hace falta mucha practica y paciencia. Por parte de ambos.
Y aparte de muchas cosas más, las cuales prefiero mantener en secreto en el más perpetuo silencio.

sábado, noviembre 19, 2005; Vagrant Wreck Chords; No Football, No LifeY

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Jorge Rojas

24

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